Durante un viaje a Midland, Michigan, visité el complejo industrial químico de Dow Chemical, una de las empresas globales más importantes en fabricación de productos químicos. Está ubicado en el 1790 Building, Washington Street en Michigan, sobre una extensión de 830 hectáreas por donde cruza un río, en medio de un enorme y exuberante bosque.
Allí se fabrican decenas de sustancias químicas en un sinnúmero de reactores, columnas de destilación, separadores, tanques y silos de almacenamiento, calderas, condensadores, recuperadores de calor térmico, unidades de oxidación y depuradores. Operan un confinamiento de residuos peligrosos, una planta de tratamientos de aguas residuales, un incinerador de residuos y decenas de plantas químicas con autorizaciones del Departamento de Medio Ambiente, Grandes Lagos y Energía de Michigan (EGLE), División de Manejo de Materiales (MMD).
Durante casi tres horas visité este complejo industrial. Sin cámara fotográfica ni mi teléfono celular, pero con un excelente anfitrión (de origen mexicano) hicimos el recorrido en un vehículo especialmente asignado para mi trayecto.
Pude conocer una planta de tratamiento de aguas residuales que luego del proceso la devuelven río abajo con mejor calidad que la recibida. El confinamiento de residuos peligrosos (a 80 metros del río) es monitoreado en tiempo real con sensores conectados a la EPA (Environmental Protection Agency).
El incinerador parecía estar fuera de operación, porque no se apreciaba ninguna emisión. Estaba operando a su máxima capacidad. Lo más importante que vi a unos 600 metros fue una planta nucleoeléctrica (sin servicio), gracias a la campaña en su contra que Greenpeace emprendió en los años 70, en favor de los intereses de las petroleras estadounidenses.
*Carlos Álvarez Flores, presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
Experto en gestión de residuos y cambio climático