El segundo contaminante en nuestro país

Después de la contaminación atmosférica, el segundo en nuestro país es el ruido. No olvidemos que los costos totales de degradación ambiental, reportados por el Inegi, de 2004 a 2022, señalan que la primera toxicidad nos significó más de 12 billones de pesos.

La Organización Mundial de la Salud, en 2012, estimaba que 278 millones de seres humanos padecían déficit auditivo por contaminación acústica. Ello coloca al ruido como un peligroso desestabilizador.

Sabemos que la exposición prolongada a niveles superiores a los 85 decibeles puede generar enfermedades crónicas (hipertensión y afectaciones cardiacas). Además de causarnos sordera, el ruido genera estrés, fatiga e ira. También daña la comprensión, la memoria y provoca trastornos del sueño.

Veamos en decibeles el ruido que se genera en México: 55 millones de vehículos automotores y 500 aviones rebasan a diario los 85. Los jóvenes escuchan música a 120. En antros llega a 200. En las bodas, la música con DJ, 180. El claxon de automóviles, 150. Las cornetas de ferrocarriles, 350. Los cohetones de festejos religiosos, 190. Las campanadas de los templos, 160. En autódromos para Fórmula Uno, 230.

En 1964, Manuel Roa, especialista en audiometría (exjefe médico de Aeroméxico y Mexicana), sometió a dos grupos de ratones (20 hembras y 20 machos) a música continua en 120 decibeles. Al primero se le puso música clásica y al segundo, rock pesado. Los 40 del primer bando fallecieron todos a los 15 días y los 40 del segundo, todos en 8 días.

Sí, el ruido nos mata lentamente.

*Carlos Álvarez Flores, presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.

Experto en gestión de residuos y cambio climático