Héctor Zagal

Héctor Zagal

Comprimidos del Dr. Zagal

Twitter: @hzagal |

Jorobas viajeras

Durante la noche que va del 5 al 6 de enero, tres siluetas recorren las calles. Si escuchan relinchar a una de las sombras, se han topado con el caballo de Melchor. Si los acaricia con una trompa, se han encontrado con el elefante de Gaspar. A Baltasar podrán reconocerlo porque va montado entre una o dos montañas andantes. La verdad, no sabemos en qué tipo de camello viajaba. Tampoco si, realmente, iba en uno de ellos.

La idea que tenemos de los Reyes Magos se ha ido construyendo a lo largo de los siglos. Si sólo atendemos a lo dicho en el evangelio de Mateo, sabemos que llegaron de Oriente. No dice que fueran tres, pero tres son los regalos que llevaban. Tampoco los llama “reyes”, sino magoi, palabra griega que significa “sabios”. Seguramente, se refería a que eran astrónomos. Los animales que montan simbolizan los lugares de los que cada uno provenía. Melchor sería rey de Persia; Gaspar, de la India; Baltasar, de Arabia.

Hay varias razas de caballos y diversas especies de elefantes. ¿Y de camellos? Hay tres: el arábigo o dromedario, el bactriano y el bactriano salvaje. Bactria o Bacritiana era el nombre de una región localizada al norte del actual Afganistán.

 Estas dos últimas razas se caracterizan por tener dos jorobas o gibas. El dromedario, en cambio, sólo tiene una. ¿Allí llevan su agua? No, exactamente. Las gibas pueden almacenar hasta 36 kilos de grasa y son energía y agua cuando no tienen alimento. Esto les permite viajar hasta 160 kilómetros a temperaturas hasta de 49 °C sin tomar líquido. Pero, eso sí, cuando llegan a un oasis son grandes bebedores. Los camellos pueden beber hasta 135 litros de agua en 13 minutos. ¡Sed de la buena!

Sapere aude ¡Atrévete a saber!