Fernando Gutiérrez

Fernando Gutiérrez

De barrio en barrio

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Teatros en la ciudad

En los teatros de la Nueva España había ventas ambulantes y consumo de tabaco en su interior. Muchos arrojaban las colillas encendidas al escenario y quemaban los vestidos y capas de actrices y actores. Joaquín Pardavé lo vivió en carne propia cuando actuaba en El fracaso del sábado. Un cabo de cigarro prendió el telón, y adiós teatro, en 1931. Hubo varios muertos.

El primer teatro de la ciudad fue El Coliseo de México. Fue construido entre 1671 y 1673, al lado del Hospital Real de los Naturales, entre el hoy Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle de Victoria.

En 1826, cambió de nombre a Teatro Principal, de dos pisos, uno para los ricos y el otro para los pobres. Además, dividían a los hombres y las mujeres. Se permitían personas de pie. El aforo era para 800 personas.

En 1722, el Coliseo de México, al ser de madera, se consumió en un incendio. Reabrió en 1725, con el nombre Coliseo Viejo, en la hoy esquina de Bolívar y 16 de Septiembre.

Años después, el 23 de diciembre de 1753, se inauguró un tercer teatro, el Coliseo Nuevo, que duró 178 años. En 1826 cambió su nombre a Teatro Principal, donde cantaba pícaros cuplés María Conesa, La gatita blanca.

Lamentablemente, la historia se repitió: una colilla de cigarro encendió el telón y allí se acabó su historia.

En 1844, se construyó el Gran Teatro Nacional, en 5 de Mayo y Bolívar. Tenía 2 mil 395 butacas. Llegó a ser uno de los edificios más importantes en la época independentista.

Fue inaugurado por Antonio López de Santa Anna. Medía casi 18 metros de alto y 98 de profundidad. Fue demolido entre 1900 y 1902, durante el porfiriato, para dar paso al Palacio de Bellas Artes.