Siento un cariño muy especial por la telenovela El ángel de Aurora, que se transmite a las 16:30 por Las Estrellas.
¿Por qué? Porque es una telenovela, telenovela, telenovela.
Le explico: en los últimos años, por los cambios generacionales, tecnológicos y artísticos, a mucha gente se le olvidó lo que es una telenovela.
No estoy hablando de las superproducciones con Lucía Méndez, Verónica Castro o Ana Martín, sino de lo que había antes, mucho antes, de lo que venía de la Época de Oro del cine mexicano.
Estamos hablando de historias apegadas al género del melodrama, donde los personajes sufren y se purifican. ¿Cómo? Llorando.
El ángel de Aurora, inspirada en una fotonovela del inmenso Ricardo Rentería, es eso, y se siente muy bonito volver a conectar sin que la gente que está detrás de esto pretenda competir contra las series, las redes sociales y todas esas otras opciones de ahora.
El ángel de Aurora es una historia sencilla, bonita, que construye el mejor de los puentes entre lo de antes (La usurpadora de 1997), en ese mismo canal, y lo de después (Como dice el dicho).
Es un producto del señor Roy Rojas (La herencia, de Juan Osorio) con un reparto multiestelar encabezado por figuras consagradas: Natalia Esperón, Jorge Salinas y Marisol del Olmo, en perfecto equilibro con el lanzamiento estelar de jóvenes talentos: Moisés Peñaloza, Paulina Matos, y la invitación a grandes luminarias internacionales como Rafael Novoa.
Todos, perfectamente dirigidos por uno de los más grandes genios de la escena en nuestro país: el maestro Luis Vélez (Cadenas de amargura, 1991).
El ángel de Aurora es como volver a ver la televisión de antes, una experiencia familiar, entrañable, ideal para que los padres y los abuelos conecten con los hijos y los nietos.
Atrévase a volver a sentir lo que es una telenovela gozando de este material, de lunes a viernes, a las 16:30, en Las Estrellas. Le va a gustar. De veras que sí.