Si hay una celebración que ha puesto el nombre de nuestro México en la óptica de todo el mundo, es el Día de Muertos. Hay lugares donde el folclor se ha vuelto tan famoso, como en Oaxaca o Michoacán, sin embargo, en cada ciudad hay espacios que ofrecen experiencias dignas de vivirse. Hoy, hacemos nuestra parada en Guadalajara para hablar de dos obras que destacan por su historia y arquitectura. Nos referimos a dos panteones.
Uno de ellos, de los primeros de la ciudad, es el de Belén (su nombre original es Santa Paula). Inaugurado en 1848, es sinónimo de historia. A primera vista se puede apreciar su bella arquitectura. Originalmente fue creado para dar sepultura a personas de diferentes clases sociales, desde los más pobres hasta los más adinerados.
La familia Cuervo (de la tequilera), los hermanos Aldama (héroes independentistas), entre otros, han hecho de este lugar su eterno descanso. Sin embargo, el cementerio cuenta con numerosas leyendas: una pareja de enamorados, un vampiro que estremeció a la ciudad, el pequeño Nachito que ronda por los caminos… Tal es la magia del lugar, que Enrique Bunbury grabó aquí uno de sus videos musicales.
El segundo, que todavía está en funcionamiento, es el panteón de Mezquitán. Fue fundado en 1896 tras el cierre del de Belén, después de la epidemia por la peste negra. Su mausoleo más grande lleva una historia de la mano con la emblemática Casa de los Perros.
Se dice que Jesús Flores y su esposa vivían muy bien hasta que un día tuvieron un accidente y estuvieron al borde de la muerte. En ese momento, decidieron hacerse una promesa, se juraron que cuando uno de los dos muriera, el otro le iba a dar una digna sepultura, le rezaría el novenario y le guardaría luto.
La esposa de Jesús, al morir este, se olvidó de aquello y se casó con José Cuervo, y no sólo eso, lo llevó a vivir a su propia casa. El espíritu los siguió hasta que no pudieron soportarlo y abandonaron la fortuna. Cuenta la leyenda que quien visite la tumba y rece un novenario completo a las 12 de la noche será digno de su riqueza, él vendrá y le entregará las escrituras de la Casa de los Perros. ¿Se atrevería?
Dejando atrás la leyenda, la arquitectura del lugar es impresionante, con un sector francés, alemán y estadounidense.