Del 15 al 23 de mayo, la asociación Mental Health UK, en el Reino Unido, conmemora la semana de concientización en la salud mental. Y, para este año, eligieron el lema “¿Sólo ansiedad?”, con el objetivo de quitar la minimización que suele hacerse cuando estamos junto a alguien que sufre de este síntoma. Solemos caer en la falta de empatía para comentarle que está nervioso, que nada más necesita ver el mundo de otra manera o fijarse en las cosas buenas de la vida.
Debemos entender que la sensación incómoda y molesta de ansiedad o de estrés, es de las más comunes, pero que sirven para acelerarnos, sacar nuestras mejores herramientas, enfocarnos para resolver un problema, que nos den éxito y hagan excelentes personas. Esa es la función evolutiva de la ansiedad y la tenemos grabada la mayoría de los seres vivos.
Existe también la ansiedad asilada como síntoma, donde por un evento particular se presenta una preocupación exagerada y sobredimensionada que nos hace sufrir y pasar un mal rato en lo que el tiempo o las circunstancias nos ayudan a librar ese trago amargo de la vida.
Esto no es forzosamente una enfermedad o desorden, es un síntoma, de algo que ocasiona malestar y que, en un mundo ideal, debemos aprender a identificar y, conforme se es alguien más maduro y optimizado, contar con mejores elementos para enfrentar estas situaciones y salir adelante.
También están los trastornos de ansiedad que sufre el 10-15 % de la población mundial, patologías que requieren la valoración de profesionales de la salud y de la salud mental para ser diagnosticadas, medir su severidad y usar las armas de la psicoterapia, la farmacoterapia y las modificaciones en estilo de vida para, potencialmente, curarme.
*Psiquiatra. Director Cisne México.