La Organización Mundial de la Salud (OMS) define así la violencia: “Es el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de ocasionar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.
Todas las formas de violencia tienen un común denominador: constituyen un abuso de poder y de confianza. Pero, dada la complejidad y variedad del fenómeno, es difícil conocer sus dimensiones globales. Sin embargo, al menos en sus variantes más graves (violencia física con resultado de lesiones o muerte), las estadísticas policiales y judiciales muestran que es más frecuente que el agresor sea un hombre y la víctima una mujer.
La OMS identifica tres categorías de violencia:
- Autoinfligida
- Interpersonal
- Colectiva
En la interpersonal está la ejercida hacia la familia, la pareja y otras personas sin parentesco. La de género es cuando es importante ayudar a la mujer a salir de patrones alimentados por un modelo de sociedad machista, sin perder de vista la violencia en general.
Ante cualquier acto de violencia reiterado y grave, se requiere un trabajo de psicoterapia breve en crisis y de apuntalamiento del yo, que permita elaborar el impacto psicológico de la violencia, reorganizar las funciones del individuo y redimensionar el problema, pasando de un análisis estrictamente personal a otro que lo relacione con sus esferas de actividad familiar, laboral y social.
Los espacios gratuitos de apoyo psicológico son indispensables para lograr un cambio social. Si requieres el apoyo profesional llama al SIMISAE: 800 911 3232.
Bibliografía web:
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/Violencia-y-Salud-Mental-OMS.pdf