Las funciones ejecutivas son procesos cerebrales que se desarrollan en el lóbulo frontal; permiten planear, priorizar, organizar tareas y mantener la atención sostenida. Durante la infancia y la adolescencia, estas habilidades aún están en construcción, por lo que requieren práctica, acompañamiento y un entorno estructurado.
Aquí te dejamos algunas estrategias prácticas para potenciar la organización y concentración en tus hijos:
• Rutinas claras y consistentes: establecer horarios fijos para dormir, levantarse, hacer la tarea y jugar ayudan a reducir la carga mental y liberan energía para concentrarse en lo importante.
• Dividir las tareas en pasos pequeños: leer las instrucciones, subrayar lo destacado, resolver el primer ejercicio y revisar, favorecen la memoria de trabajo y dan sensación de logro.
• Ambiente libre de distractores: un espacio ordenado y sin pantallas encendidas, permiten al cerebro enfocar la atención.
• Pausas activas y movimiento: el cerebro necesita oxígeno y movimiento para funcionar al máximo, hacer estiramientos o respiraciones profundas entre tareas mejora la autorregulación y previenen la fatiga mental.
• Uso de apoyos visuales y organizadores: ayudan a recordar tareas y enseñan al cerebro a categorizar y planear.
• Reconocimiento y motivación positiva: celebrar el esfuerzo más que el resultado final refuerza los circuitos cerebrales relacionados con la motivación; enseña a los niños a perseverar y a sentirse capaces frente a los retos.
Ningún niño nace con la capacidad de organizarse solo, se trata de una habilidad que se va desarrollando con práctica y guía. Hoy, necesitan que tú les des estructura, estrategias y los apoyes con cariño y paciencia.