De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 160 niños se encuentra dentro del espectro del autismo, 10 % de la población padece dislexia, discalculia o disortografía (trastorno específico del aprendizaje), alrededor de 1.8 % padece trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDAH y una de cada 10 personas presenta discapacidad intelectual.
La detección e intervención temprana de las dificultades que afectan el aprendizaje tiene mejores resultados, debido a que el cerebro está en un proceso de desarrollo y maduración, puede reorganizarse y adaptarse con mayor facilidad, y se logran fortalecer o crear nuevas vías de comunicación entre las neuronas. Ello permite que los niños puedan alcanzar en menor tiempo su máximo potencial.
Además de mejorar los resultados académicos, también ayuda a reducir o evitar la frustración, el estrés, problemas de autoestima y el desarrollo de ansiedad o depresión asociados a problemas de aprendizaje no tratados.
Observa con atención si a tu hijo o alumno se le dificulta seguir instrucciones, completar tareas, no muestra interés en actividades de manera constante, presenta problemas con la coordinación motora y le es complicado relacionarse con sus compañeros.
Si sospechas, o te han comentado en la escuela que tu hijo puede tener dificultades en el aprendizaje, no dudes en consultar a un especialista para identificar las áreas de oportunidad y desarrollar un plan de intervención oportuna de acuerdo con sus necesidades.
*Especialista en desarrollo infantil