Existen varias aplicaciones descargables para encontrar “pareja”, pero ¿qué tipo de pareja? Bueno, ahí vienen las variables, pues de acuerdo con un concepto de antaño, ello implica vínculos afectivos, generalmente, de noviazgo o matrimonio. Sin embargo, también los hay de amistad al compartir espacios o actividades.
¿Qué se busca al entrar a estas aplicaciones donde se inicia un contacto con un grupo de personas que, al parecer, buscan lo mismo?: compañía, sexo casual, amor o una combinación de todo. Eso sólo lo puede saber cada uno.
Sin embargo, surge un problema cuando la persona elegida, quien sea, tiene en mente encontrar una pareja para llenar sus propias expectativas. Estas aplicaciones permiten acomodar el perfil según los deseos o necesidades, pero la fantasía se alimenta de la necesidad, y se puede terminar frustrado porque nadie cumple esas expectativas. Así, las relaciones de pareja se vuelven de ocasión, cumplen una función inicial de satisfacer el ego, el deseo sexual o, incluso, sólo para asistir a eventos sociales y evitar preguntas sobre el porqué se sigue soltero.
Todos tenemos la libertad de decidir y elegir cómo relacionarnos, pero la idea de “formar una pareja” está cada vez más distante de la que tuvieron nuestros padres o abuelos. Las relaciones son rápidas, momentáneas, de ocasión, cualquiera que esta sea, y se cambia por otra.
Si se desea una relación de pareja estable, en el sentido tradicional, se tiene que pensar, planear y tomar decisiones razonadas y conforme al contexto social de cada individuo, y esto no es una cuestión de moralidad o patriarcado, sino de elegir las opciones con base en elementos reales de probabilidades. Tener tolerancia a la frustración, resolver conflictos, comprometerse con un proyecto de vida en pareja, implica aprender a lidiar con la insatisfacción de una fantasía no alcanzada, el romanticismo permanente no existe, ni la creencia de que los problemas personales se resuelven teniendo pareja.
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