Edilberto Peña

Edilberto Peña

#Psicosalud

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Cáncer y salud mental, una relación invisible

Octubre está dedicado a la prevención y concientización sobre el cáncer de mama, pero también es una oportunidad para reflexionar acerca de un aspecto menos visible: la salud mental de quienes viven con cáncer.

Diversos estudios señalan que hasta 30 %-40 % de los pacientes oncológicos presentan síntomas significativos de depresión y ansiedad, cifras mucho más altas que en la población general.

El diagnóstico de cáncer no sólo implica enfrentarse a un pronóstico médico complejo, sino también a miedos profundos, cambios en la identidad corporal, en la vida familiar y laboral, además de la incertidumbre constante frente al futuro. Asimismo, la parte inflamatoria generalizada del cáncer incrementa las probabilidades de desórdenes neuropsiquiátricos en todos los pacientes.

Es importante destacar que la depresión y la ansiedad pueden afectar la adherencia a los tratamientos, reducir la respuesta inmunitaria e incluso impactar la evolución clínica del cáncer. Por ello, la atención integral debe considerar tanto los tratamientos médicos como los acompañamientos psicológicos y psiquiátricos obligatorios.

Sin embargo, la relación es bidireccional. Algunos tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, la inmunoterapia o ciertos fármacos de soporte, pueden generar complicaciones en el ámbito mental, desde alteraciones en la memoria, la concentración y funciones ejecutivas, hasta cambios emocionales bruscos o síntomas de insomnio. Este fenómeno, conocido como “chemobrain”, es un recordatorio de que la salud física y mental no pueden separarse.

En un mes en que recordamos la importancia de la detección temprana del cáncer de mama, también debemos subrayar que el bienestar emocional es parte fundamental del detallado proceso oncológico. Hablar de salud mental en esta enfermedad no es un lujo, es una necesidad que puede marcar la diferencia en la calidad y esperanza de vida de los pacientes.