Fernando Gutiérrez

Fernando Gutiérrez

De barrio en barrio

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El Casino Español

Luego de que España, en 1836, reconociera oficialmente la Independencia de México, 27 años después, el Casino Español encontró el ambiente propicio para ofrecer en nuestro país su cultura y exquisita gastronomía.

El edificio, uno de los más bellos de la Ciudad de México, se levantó sobre los restos del antiguo Hospital del Espíritu Santo y Nuestra Señora de los Remedios, en la hoy céntrica calle de Isabel la Católica.

Pero esta joya de la arquitectura tuvo antes varias sedes: palacio de los condes de Santiago de Calimaya (Museo de la Ciudad de México, en avenida Pino Suárez); palacio de los Condes de San Mateo de Valparaíso (sede de Banamex en Madero); San Juan de Letrán número 13; la Casa Borda en Plateros (hoy, Madero); y la planta alta del antiguo Café Inglés, en la esquina de Bolívar y 16 de Septiembre.

Emilio González del Campo fue el encargado de darle vida a este histórico inmueble de estilo ecléctico, con detalles góticos, renacentistas y barrocos.

Para la época fue una obra admirable al tener estructura de hierro, de las primeras en la ciudad con esa característica. Fue recubierta por fuera con cantera dorada y por dentro con mármoles.

Su gran patio central está cubierto con un plafón de vitrales, donde resaltan las banderas de México y España, entre otros muchos detalles.

Sin embargo, pocos saben que cuenta con la Biblioteca Carlos Prieto, surtida con 24 mil volúmenes, la mayoría sobre la historia de ambos países.

Este casino, el primero en la ciudad, es un verdadero palacio que dispone del Salón de los Reyes, con el lujo y belleza que lo convierten en una réplica exacta del Palacio Real de Madrid.

En sus paredes hay varios retratos al óleo de la reina Isabel II, Juan Carlos y Sofía, el rey Alfonso XII, Hernán Cortés y el explorador Magallanes.

Pero, para quienes gustan de disfrutar las excelencias de la gastronomía española, en el segundo piso está el restaurante principal que ofrece la inefable tortilla de patatas, a la española o a la gallega. Claro, no falta la paella valenciana, la fideuá al azafrán, los callos a la madrileña y la fabada asturiana.

El bello lugar esta abierto al público, de lunes a domingo, de las 8 a las 18 horas. Lo único estrictamente prohibido es que no se pueden tomar fotografías de sus interiores.