La Organización Mundial de la Salud informó, en 1999, que existen en el aire-ambiente 16 contaminantes con efectos carcinogénicos y 39 compuestos con efectos en la salud que no lo son, pero sí, tóxicos.
En México, sólo monitoreamos cinco contaminantes criterio (ozono, O3, bióxido de azufre SO2, monóxido de carbono CO, material particulado, PM2.5 y PM10, bióxido de nitrógeno NO2 y, a veces, el plomo Pb). No lo hacemos con el carbono negro por la quema de residuos de la producción agrícola, ni por la de caña y bagazo en los ingenios azucareros.
El 85 % de la contaminación atmosférica es causada por la quema de combustibles fósiles (carbón, gas natural, gas licuado de petróleo, GLP, que es butano/propano, gasolinas, diésel y combustóleo). 341 mil unidades económicas generan emisiones tóxicas.
Pedreras, caleras, cementeras emiten material particulado PM2.5 y PM10. Camiones que queman diésel sucio de Petróleos Mexicanos lanzan partículas muy tóxicas de SO2. Por la biodegradación de materia orgánica generamos emisiones de metano, tanto de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos como de las excretas de las granjas de animales y también por la mala disposición final de las que generan 20 millones de mascotas.
Emisiones contaminantes (CO, NOx, SO2 y dioxinas/furanos) de 43 millones de vehículos automotores que circulan diario. Las de 500 aeronaves que surcan los cielos de nuestro país diariamente. Las de compuestos orgánicos volátiles provenientes del uso de más de 100 millones de litros/anuales de disolventes petroquímicos (thinner) en los procesos de pintado de casas habitación, automóviles y camiones que se realizan en espacios abiertos.
Todas estas emisiones conforman la pésima calidad del aire-ambiente que respiramos a diario los mexicanos, nos enferma y causa todo tipo de cánceres.
*Carlos Álvarez Flores, presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
Experto en gestión de residuos y cambio climático