¿Quién no ha escuchado alguna vez El apagón, la pegadiza canción que Yuri llevó al estrellato, en 1991? Lo que no todos saben es que el tema no es de su autoría ni nació en los años 80. Fue compuesto por Ernesto Cortázar y Manuel Esperón, en 1943, y apareció en la película ¡Qué hombre tan simpático!, dirigida por Fernando Soler. La canción, interpretada por Gloria Marín y Toña la Negra, relata un encuentro a oscuras durante un apagón. El final, perturbador, por decir lo menos, revela que el hombre es el padre de la protagonista. Años más tarde, al reinterpretar el contenido de la letra, Yuri decidió modificarla en sus conciertos, omitiendo el desenlace incestuoso.
La letra de El apagón alude a los cortes de luz reales durante la Segunda Guerra Mundial. En 1942, tras declarar la guerra al Eje, el gobierno de Manuel Ávila Camacho en México organizó simulacros de oscurecimiento: alarmas, apagones programados, ciudades en silencio. Una estrategia común en tiempos de guerra para dificultar los ataques aéreos.
Casi 83 años después, el 28 de abril de 2025, Europa vivió su propio gran apagón. A las 12:33 p. m., hora local, una caída abrupta en la generación eléctrica dejó sin servicio a millones de personas en España, Portugal y el suroeste de Francia. La interrupción duró más de nueve horas y paralizó trenes, semáforos, hospitales y redes de comunicación.
Las causas aún se investigan, pero expertos apuntan a la “isla energética ibérica”: una red poco conectada con Europa y fuertemente dependiente de energías renovables. Sin respaldo suficiente, la red colapsó. Al menos es la versión al escribir este artículo.
Pero no todo fue negativo. Según hemos visto en redes sociales y televisión, muchas personas salieron a las calles, charlaron, cantaron, tocaron música, jugaron cartas. Sin pantallas, sin internet, volvieron a convivir cara a cara.
Una lección: la tecnología nos conecta con quienes están lejos, pero también puede alejarnos de quienes tenemos al lado. A veces, apagar el celular un rato, nos viene bien.