Héctor Zagal

Héctor Zagal

Comprimidos del Dr. Zagal

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La Llorona

¿Ustedes creen en los fantasmas y en los aparecidos? Dentro de unos días veremos a niños y jóvenes disfrazados con sábanas, máscaras y todo tipo de maquillajes.

Entre los espectros mexicanos, mi favorito es la Llorona. ¿Conocen su historia? En el siglo XVI, Bernardino de Sahagún, fraile franciscano, reunió en Tlatelolco a un grupo de jóvenes y sabios mexicas, que habían sobrevivido a la Conquista. A partir de conversaciones con ellos, se escribió el Códice Florentino. Este documento menciona una serie de prodigios funestos que, diez años antes de la llegada de los españoles, presagiaron la caída de Tenochtitlán.

El sexto presagio habla de una mujer que por las noches gritaba en la capital mexica: “¡Hijito mío! ¡Tenemos que irnos lejos! ¡Hijito mío! ¿A dónde os llevaré?”. A veces, vestida de blanco y con largos cabellos sobre la frente, se aparecía en el palacio de Moctezuma. Algunos la han identificado con Cihuacóatl, diosa recolectora de las almas y patrona de las mujeres fallecidas en parto.

Tenochtitlán se levantaba en medio de un lago, surcada por canales; los legendarios lamentos de la diosa se escucharían entre las canoas y puentes, frecuentemente cubiertos por neblina. ¿Se imaginan la escena?

En el virreinato, esa aparición mexica se entrecruza con otro ser fantasmagórico de España y otras partes de Europa: la Dama de Blanco. Esta mujer deambula por los campos, llorando la muerte de un hijo o una traición amorosa.

Así, poco a poco, aparecerá la Llorona. Según algunas versiones, era una mujer indígena que tuvo un hijo con un español, pero este la abandonó para casarse con una española. Desesperada, temiendo la deshonra, la madre ahogó a su hijo. Desde entonces, como castigo, la Llorona está condenada a deambular por las noches, cerca de lagos, ríos y manantiales, lamentando el infanticidio.

¿Ustedes la han escuchado?