Qué cosa tan más hermosa, positiva y divertida, la telenovela Golpe de suerte, la nueva producción de Nicandro Díaz (Destilando amor), que se transmite de lunes a viernes a las 20:30 por Las Estrellas.
¿Por qué? Porque aquí sí tenemos una telenovela tradicional, popular, como eran y deben ser las telenovelas mexicanas.
Imposible verla y no acordarse de los tiempos de Valentín Pimstein (María Mercedes) o de cañonazos como El premio mayor del maestro Emilio Larrosa.
Esta telenovela, realmente, me encanta porque en lugar de irse por el lado didáctico, se va por el de la diversión y de algo que es mil veces más bonito: la esperanza.
Ver Golpe de suerte es volver a creer, volver a soñar. Eso, hoy, cuando las cosas están tan feas en todas partes, cuando el futuro es incierto, créame, hace una diferencia.
Además, sus personajes son entrañables y el reparto, de primera. ¿Por dónde quiere que empiece? ¿Por el retorno triunfal de Eduardo Yáñez, por la magnífica participación de Mayrín Villanueva o por los jóvenes?
Jamás pensé que una historia tan sencilla, como la de ganarse el Melate, pudiera generar algo tan bueno, tan poderoso.
Y es que Golpe de suerte tiene historias para los pobres y para los ricos, para las mujeres y para los hombres, para las personas que adoran el romance y para las que aman el futbol.
Es un espectáculo tan bello que no hay manera de ver esas locaciones y de no festejar, de mirar esos colores y de no alegrarse, de escuchar esa música y de no ser feliz.
Por eso me declaro fan de esta propuesta, porque, no sé usted, pero yo quería ser feliz, volver a ser feliz, con una telenovela mexicana.
Golpe de suerte es tan buena, tan buena, pero tan buena, que no sólo recupera el aire de las producciones de antaño, nos recuerda la posición continental de México en la realización de esta clase de emisiones con locaciones internacionales del más alto nivel.
Luche con todas sus fuerzas por ver, por reír, por emocionarse y por suspirar con este título. Le va a gustar. De veras que sí.