Se prevé el regreso de rehenes israelíes, aunque los cuerpos de cautivos fallecidos no forman parte de esta fase.
La noche del miércoles en Estados Unidos trajo una noticia por la que millones de personas en todo el mundo habían estado esperando: un acuerdo de alto el fuego para Gaza que, con suerte, podría marcar el comienzo del fin de uno de los conflictos más sangrientos de nuestra época.
Aunque los detalles completos aún no se han dado a conocer, los primeros reportes indican que el acuerdo se enfocará, en una primera fase, en la liberación de los 20 rehenes vivos que siguen en poder de Hamas, quienes podrían ser liberados tan pronto como este fin de semana. A cambio, se contempla la excarcelación de cientos de prisioneros palestinos detenidos en cárceles israelíes, así como una retirada gradual de las fuerzas israelíes del enclave.
Una fuente cercana a las negociaciones confirmó a The Independent que Hamas comenzará a liberar a los 20 rehenes vivos a partir del sábado. No obstante, los cuerpos de los 28 rehenes fallecidos no estarían incluidos en esta fase del acuerdo.
Es importante subrayar que este acuerdo representa solo una fase inicial, no una solución definitiva al devastador conflicto que ya lleva dos años. Tampoco ofrece una respuesta clara sobre el futuro de Gaza.
Dicho esto, el presidente de EU., Donald Trump, junto con autoridades de Qatar, anunció el miércoles que Israel y Hamas han alcanzado una “primera fase” de tregua en Gaza, basada en un plan de paz de 20 puntos que Trump presentó semanas atrás.
En una publicación entusiasta en redes sociales -fiel a su estilo- Trump aseguró que “TODOS” los rehenes serán liberados muy pronto y que Israel retirará sus tropas “hasta una línea acordada”. Describió el acuerdo como la apertura de un camino real hacia la paz y concluyó con un mensaje enfático: “BENDITOS SEAN LOS PACIFICADORES”.
En un tono más mesurado, Majed al-Ansari, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar, explicó que las partes han acordado un “mecanismo de implementación” para esta primera etapa del acuerdo, que, según insistió, “llevará al fin de la guerra”.
Al-Ansari detalló que el pacto incluye no solo la liberación de rehenes israelíes, sino también la excarcelación de prisioneros palestinos y la entrada de ayuda humanitaria a Gaza.
Quedan muchas preguntas sin respuesta. Es poco probable que Hamas haya accedido a entregar su principal carta de negociación —los rehenes— sin haber recibido garantías firmes, especialmente por parte de Estados Unidos, que ejerce una influencia considerable como el principal proveedor de armas de Israel. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, enfrenta el desafío de convencer a los sectores más radicales de su gobierno. Varios miembros de su gabinete de extrema derecha han amenazado con hacer colapsar su ya frágil coalición si se firma un acuerdo que no cumpla con sus exigencias más belicistas.
Tampoco queda claro si Hamas ha aceptado desarmarse, si Gaza será “desmilitarizada” como exige el plan de Trump, quién o qué entidad asumirá el control del enclave a corto y largo plazo, si se permitirá que Hamas tenga algún papel en esa administración, ni si esto representa, en última instancia, un camino real hacia la creación de un Estado palestino.
Luego está Cisjordania ocupada, que también ha vivido niveles de violencia sin precedentes y donde, desde hace dos años, se libra otra forma de guerra. Esta región ni siquiera fue mencionada en la propuesta inicial de 20 puntos presentada por Trump.
Pero, de cualquier forma, esto representa un avance hacia el fin de la masacre como no se había visto hasta ahora.
También ofrecerá un respiro urgente y necesario a millones de palestinos en Gaza que han soportado bombardeos, desplazamiento, destrucción, hambre y -según concluyó recientemente una comisión investigadora de la ONU- genocidio.
Será una respuesta a los desesperados clamores de las familias de los 48 rehenes y cautivos que aún permanecen en manos de Hamas, quienes llevan dos años saliendo a las calles para suplicar a Netanyahu un acuerdo de tregua que permita traer de vuelta a sus seres queridos.
La comunidad internacional debe unirse en torno a este acuerdo para garantizar que conduzca a una paz justa y duradera.
La Jornada
09/10/2025